The Lake

Ayer vinieron unos amiguetes de Madrid a vernos a mi amigo P y a mi, y se nos ocurrió irnos a tomar un café en un sitio bastante céntrico y conocido. Bueno pues la verdad, menuda camarera más estúpida nos tocó en suerte.
 
Intentas quedar bien con la gente llevándoles a un sitio bonito y tranquilo para poder pasar el rato cascando a gusto, tomándote un café y te tiene que fastidiar una camarera mal educada y antipática a más no poder. De verdad que sentí vergüenza ajena.
 
 
Desde luego ahora entiendo las propinas que me llevaba cuando trabajaba de camarera en el restaurante. Yo siempre acostumbro a dejar algo, porque he trabajado mucho en hostelería y se lo que se agradece que te den una propinilla cuando has dado un buen servicio, pero a esta tía lo menos que podías hacerle era tirarle el café por encima.
 
No solo nos atendió de una manera antipática y soberbia sino que encima, tuvimos que aguantar que se permitiera el lujo de decirle a un amigo nuestro “mira bonito, he hecho cuatro capuchinos así que si lo quieres con más espuma, o no pedís los cuatro de golpe, o te pides un café con la leche batida, me entiendes o te lo tengo que repetir??”.. y todo esto sólo porque al chico le apeteció otro capuchino y le pidió que, si podía ser, que llevara mas espuma.
 
Fue como para contestarle “perdona bonita, pero tu trabajo es poner capuchinos, ya sean uno o veinte, y todos igual de bien puestos, que para eso te pagan, me entiendes o te lo tengo que repetir??”
 
Pero estábamos pasandolo demasiado bien y llevábamos demasiado buen rollo encima como para ponernos a su altura, así que nos limitamos a ignorarla. Menuda estúpida.
 
A partir de hoy hemos decidido bautizarla como “bonita”.