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Debieron pensar que estaba majareta cuando dije que anunciando colonias o prendas interiores masculinas con potentes señoritas con bajadas de cremallera o subidas de falda lo llevaban crudo, porque las compradoras potenciales de tales productos éramos las señoras y con el mensaje de que nuestro tronko iba a ponerse morao a ligar con pibas de tal calibre no nos hacía ni puñetera gracia, por tanto, a comprar Varón Dandy y a oler a tu suegro y calzoncillos blancos de algodón y de pata larga, a poder ser. 

 

Cambiaron el mensaje: tu hombre se va a poner como éste cachas inmenso, va a tener éste culito y te va a poné contenta a diario. Los que pillaron el mensaje se hincharon a vender. Simpatizaron con nosotras, no sólo se compraban sino que se regalaban, primero fue consumo, luego fue arte.

 

Hoy compran ellos. Genial, quieren gustar, quieren estar guapetones. Es aqui que la cara de tu santo no es la misma con unos interiores estampados con corazoncitos rojos, camellos intimando, o con ovejitas luceras, no es lo mismo, vive dios, al hombre que va guapo por dentro le sale por fuera, a los ojos, a la boca.

 

Supongo que en Mango debieron pensar que me había escapado del psiquiátrico cuando le dije que llevaban muy mal camino exigiendo a sus clientas una determinada talla, que el mundo estaba lleno de gorditas con poder adquisitivo y que si me tocaban los ovarios no le daría dinero a mi hija para comprar allí... (entonces yo tenía una 38 y ninguna hija) Igual que en Zara, le dije a la encargada que no nos cabreara, que la gente normal éramos muchos más y podían irse al carajo perfectamente. (Hoy soy yo la sorprendida de ver a tanta gente con poder adquisitivo, con capacidad de elegir y con -supongo- conocimientos y cultura intentando "caber" en una talla, o intentando "parecerse" a otra gente, que a su vez no la conoce ni su madre, porque han eliminado hasta sus señas de identidad y se parecen a otras... pero eso es para otro fuente)